Los sábados son los días más tristes desde que te fuiste, me despierto recordando el momento del llamado.
El día se hace pesado y no pasa más. No me dan ganas de hacer nada, solo pienso en vos. Escucho la música que nos gustaba a las dos y recuerdo las conversaciones que teníamos.
Desde hace dos semanas no duermo bien, pensando un porqué, llegue a la conclusión que era porque se acercaba la fecha en la que se cumplía un mes, tan solo un mes. Cuando llega el viernes me alegro porque es fin de semana, pero por la noche, por más sueño que tenga no me puedo dormir, me quedo deambulando en la casa, sin ganas de salir o ver gente.
Me esta costando dormir, me da miedo irme a dormir, ya ni el velador hace que se vaya el miedo. Hoy me acosté a las ocho de la mañana con el sol encima, me acosté con los ojos hinchados y la mente sin fuerzas. Me desperté dos o tres veces, a la una, a las dos, pero mi cuerpo y mente no querían levantarse. Por fin logre abrir los ojos con culpa a las cuatro, con culpa porque ya había pasado todo el día, y solo quedaban un par de horas de sol. Me levante y así, de entre casa, me hice un desayuno-merienda. Mire un poco de tele y me hice unos mates. No se que tendrán los mates, pero cada vez que me los hago, te pienso y se me caen las lagrimas. Será que los mates me llevan a vos, será porque no voy a compartir más un mate con vos.
Me enoja estar así, me molesta escuchar nuestras canciones y no poder contener las lagrimas. Me enoja tener ganas de llamar a alguien y no poder porque no quiero que me escuchen llorar, me enoja querer ver a alguien y esa parte que se esta dejando caer me lo impida porque es más fuerte.
Me enoja no tener ganas ni de bajar a comprar cigarrillos.
Reconozco muy bien mis sentimientos, se que no es enojo, es tristeza. Y lo se, por lo que veo en el espejo.
Me miro y te veo, me miro y descubro todo lo que dejaste en mí.
Cuando ya no quedan fuerzas, dejo salir todo el dolor que hay, es en ese momento que me doy cuenta de lo desvalida que me siento, de lo sola que estoy, y no sola porque no haya gente a mi lado, si no, sola porque no estas. Una soledad que antes no sentía.
Siento como si me hubieran sacado una caparazón, algo que me cubría de todo mal, puedo sentir lo frágil que estoy.
Se me de memoria todas las etapas de un duelo, porque por mala suerte, ya pase por esto anteriormente. Pero… La primera vez, cada etapa las pude diferenciar, supe describir en cada momento que era lo que me estaba pasando y por tanto sabía la etapa. Ahora, están mezcladas, estoy entre la primera y la cuarta etapa, todo junto, aislada, enojada y triste. No se si esta bien, porque todos los duelos son diferentes. Y la persona no tenia la importancia que vos tenes en mi vida.
El otro día, entendí, en verdad, hace poco reconocí que estaba empezando a sentir tu partida. La noticia fue repentina y quede en un estado de perplejidad, no era consciente de nada de lo que sentía, solo se, que no sentía nada, ni dolor, ni tristeza, vos y yo sabemos que es un mecanismo de defensa. El inconsciente trabaja de maneras misteriosas mamá.
Un día, comencé a pensar porque no tenia ganas de reír, y en realidad, no era que no tenia ganas, si no más bien, recordé que es parte de una de las etapas, en la que la culpa de seguir viviendo no me deja ser. No me puedo reír con felicidad, me río pero no con las mismas ganas de antes. No me puedo reír porque no estas y siento que no corresponde. Que esta mal, que no se puede, que no se debe. En cualquier lugar que este, trato de no estar triste, pero en algún momento del día o de la noche, me aburro, no porque las personas con las que estoy me aburran, es que simplemente se me viene a la mente que estoy en duelo. Que mi mamá ya no esta, que mi vida dio un giro completo, que mi vida ya no es la misma de antes, por lo cual, yo no soy la misma. No puedo ver reír a la gente porque me molesta que ellos puedan y yo no. Me enoja con el alma que ellos tengan a su mamá. Me enoja porque sus vidas están intactas, y no saben lo que es no tener más a la mujer que les dio la vida.
Me molesta que me pregunten como estoy, porque de acá a un tiempo, esa pregunta solo tiene una respuesta, la cual, ninguno de ellos está dispuesto a escuchar, por lo que yo, para no hacerlos sentir mal, voy a tener que dar una respuesta que no es verdad.
Ahora estoy escribiendo, porque es lo único que me sale hacer, no hay ganas de salir, no hay ganas de pasear, no hay ganas de festejar, porque no hay nada para festejar.
Quiero quedarme sola, a la misma vez, quiero hacer algo para que este estado se corte. Pero no puedo.
Solo puedo pensar en las ganas inmensas que tengo de abrazarte, de tomar unos mates, de hablar con vos. De reírme de tus despistes, del alzhéimer que decías tener. Extraño tus reclamos de mamá. “Que hija desconsiderada, te vas y me dejas sola”.
Ayer escuche en la tele una frase que me pego tan fuerte, una mujer que estuvo a punto de perder a su hijo, decía – Entendí que los hijos al nacer cortan el cordón umbilical, pero las madres nunca lo hacemos. Y yo, como hija, llore tanto, porque el amor de una madre es eterno, y siempre vas a estar en mí, en cada cosa que haga, en cada momento, en cada palabra, en cada respiro.
Aunque se, que en el duelo, me voy a culpar de cada cosa que te hice y de lo que no hice, se me hace pesado, porque los sentimientos están totalmente encontrados, el dolor que quiere ser, y el dolor que no quiere estar. Y más de las veces gana el que quiere permanecer, por una tendencia a la negatividad, trato con todas mis fuerzas de que no permanezca, porque se que te tengo que dejar ir, y al permanecer en ese estado te sigo reteniendo.
Me lo repito una y otra vez, es solo tiempo, solamente quiero que ese tiempo pase rápido. Porque se hace insoportable estar así.
Te extraño mamá. Y no se si te voy a escribir cada sábado, o cada día que tenga la necesidad, solo lo hago porque hablando sola siento que me estoy volviendo loca, aparte hablarle al aire o una foto no tiene el mismo efecto que escribirte. De alguna manera me convenzo que lo vas a leer, que me estas leyendo. Y aunque no te sueñe todavía, se que vas aparecer en algún momento, no quiero pedirte que lo hagas ahora, porque se que cuanto mas lo pida menos lo vas hacer, es que a veces me desespera que no te sueñe porque tengo tantas cosas por decirte, y te quiero abrazar, aunque sea solo en sueños.
Me siento triste mamá, no me gusta no ser la de antes, no me gusta no tener ganas de hacer payasadas, porque se que a vos te encantaban y te descostillabas de risa, como la ultima vez que hablamos que te agarro un ataque de tos y no podías parar de reírte.
Cada vez que prendo la tele y lo veo a Tinelli, me acuerdo que me decías – Y? vos que tenes mas conocimiento de baile como te parece que bailo? Y yo me ponía en pose de profesora de baile y te respondía, que risa…
El jueves fueron 34 años de La noche de los lápices, se que esas fechas te dolían en el alma, ni ganas de ir a la marcha, ni ganas de recordar una historia de la cual fuiste parte.
Ya no se que más decirte mamá, lo único que me sale es decirte todo lo que te extraño.
Se que si me estas viendo, estarás enojada porque paralice mi vida, no estoy estudiando ni para dar los finales, y siempre meto una excusa para no ir a las actividades en las que me anoto. No lo hago adrede, es que simplemente no estoy para nada. Mis amigas me preguntan si conocí a alguien, a quien voy a conocer mamá, si no tengo ganas, no estoy para eso ahora, aunque a veces este triste por ese motivo, la verdad que no estoy para conocer a alguien ahora, y la persona que yo quisiera, ni me merece, aunque yo quisiera.
Todos los días te extraño, y aunque tengo más ganas de irme que de quedarme ni para eso hay fuerzas.
Toda mi energía esta concentrada en extrañarte, en recordarte, porque es lo único que me queda, tus recuerdos.
Me canto a mi misma tu canción preferida, me la dedico cada vez que la escucho, es inevitable no llorar con la voz de Barbra Streisand cantando Smile, aparte, me acuerdo el día que me preguntaste cual era mi canción preferida y te dije Smile, y vos me respondiste es la mía también, sin saber que era tu canción preferida, fue la mía también. Son esos sin querer que la vida te da para regocijo.
Ni hace falta que te diga de lo orgullosa que estoy de ser tu hija, por todas las cosas maravillosas que tenias y nos trasmitiste. Fuiste maestra retirada del cargo, pero fuiste una maestra todos los días con nosotros.
El otro día fuimos a lo de tu hermano, es increíble lo parecido que son, digo increíble porque fue la primera vez que demostró delante nuestro los sentimientos hacia vos, aguantándose las lagrimas, hablando de cuando eran chicos, de las anécdotas de hermanos que ya prácticamente me las se de memoria, pero nos encanta cuando habla de vos de joven, los ojos se le iban, no dejaba caer las lagrimas. La historia entre ustedes fue fuerte y eso los hizo unirse más.
Todos te extrañan, y todos te recuerdan por la fuerza que tenias, por lo luchadora que fuiste toda tu vida. Te recuerdan de una manera que me enorgullece mucho más ser hija tuya. “La negra tenia los ovarios bien puestos”, “Celina tenia una fuerza interior inigualable” “La negra se la aguanto”. Si… Mi mamá fue y sera una grosa, un ejemplo de vida Má. Porque como vos, muy pocas personas vivieron lo que viviste, muy pocas personas se la aguantaron como vos.
Siempre quise ser como vos, y cuando reconocen algo en mi tuyo, no sabes la alegría enorme que me dan. Y aunque vos me decías todo el tiempo que de joven eras como yo, se que lo decías porque todas las madres ven en sus hijos algo de ellas, pero cuando me lo dice alguien de afuera, ahí si que se me llenan los ojos de brillo. Porque se que es así.
Te extraño brujita. Te extraño montones. Podría estar todo el día escribiéndote que te extraño!
Espero soñarte, espero tomarme unos mates en algún sueño, espero abrazarte una vez más.
Te extraño mil veces. Te amo, eternamente…
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